
¿Deseas que te amen?
No pierdas, pues, el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin,
y el amor... un sencillo deber.
Versión de Andrés Ehrenhaus